
En función de su origen los aromas del vino se agrupan en tres categorías:
- aromas primarios: los característicos de la uva, del suelo y la climatología dónde se ha cultivado la fruta. Son los aromas detectados una vez servido el vino y en reposo, sin ser agitado. Suelen aparecer aromas florales, vegetales, frutales, minerales, especiados...
- aromas secundarios: aparecen como consecuencia de la fermentación alcohólica y maloláctica. Influyen en ellos las levaduras utilizadas en el proceso.
- aromas terciarios o "bouquet": los que adquiere el vino en el proceso de crianza, tanto en barrica como en botella.
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